#Cannes2025: 'Eddington' el caótico western moderno que polarizará a su audiencia

Si Ari Aster ya había generado división con su Beau Is Afraid, con su último trabajo, Eddington, que toma el caos como opción estilística para retratar el desastre que es la política estadounidense actual, es posible que gane más detractores que fanáticos.
Esta fábula distópica en formato de sátira política, metáfora existencial sobre los Estados Unidos del COVID-19 y un varadero western contemporáneo, el problema evidente de esta cinta es que tiene demasiadas ideas mezcladas. La sensación de desorganización y desequilibrio son sus principales defectos, como también pueden llegar a ser sus principales virtudes. La lógica parece contradictoria, pero en Eddington todo es desconcierto.
Ari Aster sitúa su historia en un pueblo ficticio de Nuevo México, durante la pandemia del COVID-19. Y es que mientras la población de muchos lugares del mundo estaba confinada, en Estados Unidos el gobierno de Donald Trump jugaba con cierto negacionismo. Al mismo tiempo comenzaban las protestas por el asesinato de George Floyd a manos de la policía, hecho que dio una gran fuerza al movimiento Black Lives Matter. La población de Eddington parece un compendio de todas las tensiones acumuladas al final de esta época. Es la crónica de un momento político en el que todo podía estallar y el director se lo toma de forma literal, con una película que no deja de estallar durante sus más de dos horas de duración.
Definida por el conflicto entre el sheriff Joe de un excelente Joaquin Phoenix, que interpreta un papel bastante complejo sin caer en la ridiculización excesiva, un decidido reticente al confinamiento y la mascarilla, y el alcalde Ted García, un personaje más bien plano que salva debido al carisma de Pedro Pascal, quién si bien no debe actuar mucho, cumple como un latino "progresista" corrupto empeñado en ceder gran parte de las afueras de la ciudad a un gigantesco centro de datos. Este enfrentamiento es la parte que mejor funciona de la película, antes de convertirse en un desastre.
Mientras seguimos la caída de una comunidad en la locura individual y colectiva, desatada por el miedo a un virus incontrolable y poco comprendido, y catalizada por la división política y las teorías conspirativas en línea. Aster tiene tantas ideas que no sabe cuándo parar, por eso es fácil perder la paciencia con sus películas. Y aunque tiene sentido del humor sobre sus propias neurosis, a menudo es culpable de compartir demasiado. No deja de ser una interesante observación sobre la forma en que los humanos interactúan y de su tendencia a dejarse dominar por sus miedos e inseguridades. Si este western moderno y desquiciado no funciona del todo, es como mínimo un grito de indignación por la situación en la que se ha convertido Estados Unidos, que es tal como la última parte de la película: un caos.
Eddington es una película inteligente y cuestionadora, que bajo la dirección de alguien menos talentoso podría ser completamente insoportable. Pese a esto, no deja de ser desastrosamente abarcadora. Si bien uno puede entender que se burle de sus personajes (con justa razón), una vez que la trama se desboca hacia el asesinato y el caos absoluto, tarda demasiado en desenvolverse. Llegando al final ya es difícil entender lo que sea que está pasando, o ya poco importa.