#Cannes2025 ‘It Was Just an Accident’ Jafar Panahi y el arte de incomodar con precisión

22.05.2025

Por Maria Fernanda Araneda


Con It Was Just an Accident, Jafar Panahi reafirma el poder del cine como acto de resistencia política y como un medio para explorar con humanidad las heridas del trauma. Tras años de censura, prisión y prohibiciones en Irán, el director regresa triunfal a Cannes con un thriller que combina tensión, humor incómodo y una honestidad dolorosa, consolidándose como una de sus obras más accesibles y contundentes. En esta película, la venganza no es un gesto heroico, sino un diálogo colectivo marcado por la duda, la memoria fragmentada y la rabia contenida.

La narrativa arranca con una escena familiar que parece tranquila, pero pronto se torna inquietante cuando uno de los personajes reconoce el chirrido de una prótesis y el ritmo irregular de unos pasos que lo remiten a su antiguo torturador. De ahí se despliega una historia cargada de dilemas morales: ¿y si están equivocados? ¿Se puede impartir justicia utilizando las mismas armas que los opresores? Panahi transforma esta premisa en un western iraní donde el polvo, el humor negro y los personajes imperfectos conforman un relato sobre sobrevivientes que navegan entre el deseo de justicia y la imposibilidad de olvidar.

Visualmente, It Was Just an Accident destaca por su austeridad y precisión. Panahi utiliza planos cerrados y encuadres estáticos para crear una atmósfera claustrofóbica que refleja el encierro físico y emocional de los personajes. La iluminación naturalista juega con claroscuros que simbolizan las zonas grises de la verdad y la justicia. Los exteriores áridos contrastan con los interiores cargados de tensión, evocando una sensación de aislamiento y desamparo que acompaña el drama moral central. El diseño sonoro es minimalista, donde el silencio y los sonidos ambientales —como el chirrido de la prótesis o el viento— funcionan como elementos narrativos que intensifican la incertidumbre y el suspense.

Uno de los aspectos más notables de la película es cómo retrata la absurdidad y el desgaste de vivir bajo un sistema quebrado. Las escenas en las que los personajes empujan una camioneta o negocian con funcionarios corruptos están impregnadas de una mezcla de realismo crudo y humor melancólico, humanizando a sus protagonistas sin idealizarlos ni demonizarlos. Esta mirada compleja y equilibrada invita a reflexionar sobre la justicia no como un concepto absoluto, sino como un terreno de contradicciones y fragilidades, un espacio donde la verdad se construye entre incertidumbres.

It Was Just an Accident es una obra que desafía y conmueve, capaz de cuestionar los límites entre víctima y verdugo sin caer en la simplificación. Panahi demuestra que el cine puede ser, a la vez, una denuncia política y una exploración profunda de las emociones humanas, mostrando que la justicia, como el arte, es una cuestión compleja y a menudo dolorosa, donde las respuestas claras son escasas pero las preguntas son necesarias