Crítica| Nobody 2: el regreso del padre furioso que nunca deja de sorprender

por Nathalia Olivares
Bob Odenkirk vuelve como Hutch Mansell en Nobody 2, y lo hace con más violencia, humor negro y una energía que consolida a este antihéroe suburbano como un ícono moderno del cine de acción. Dirigida por Timo Tjahjanto, la secuela retoma el espíritu del film de 2021, pero lo potencia: Hutch sigue siendo el hombre común con vida familiar anodina, solo que ahora su secreto letal es imposible de ocultar. Lo que parecía una rutina doméstica se convierte, una vez más, en un campo de batalla sangriento.
Análisis fílmico
La película se sostiene en el arquetipo del raging dad, esa figura de padre tardíamente violento que ha revitalizado a actores como Liam Neeson, pero que con Odenkirk adquiere una dimensión única. El guion equilibra lo absurdo y lo brutal: Hutch es tan ridículo en su rol de padre de familia como aterrador en sus escenas de combate. El montaje mantiene un pulso frenético, alternando momentos de comedia cotidiana con estallidos de violencia extrema que refuerzan la doble identidad del protagonista. El regreso de RZA y Christopher Lloyd suma capas familiares que hacen de esta franquicia algo más que un simple John Wick suburbano.
Análisis visual
Visualmente, Nobody 2 apuesta por una estética más estilizada que su predecesora. Tjahjanto convierte cada espacio común —un supermercado, un estacionamiento, un elevador— en escenarios de coreografías violentas, jugando con luces frías y encuadres cerrados que intensifican la claustrofobia. La cámara se mueve con nervio, casi como un personaje más, siguiendo los golpes y caídas con un realismo que duele. Las marcas en el rostro de Hutch funcionan como un registro físico del desgaste, pero también como símbolo de que su identidad ya no puede esconderse.
En definitiva, Nobody 2 no revoluciona el género, pero sí reafirma que Bob Odenkirk encontró en Hutch un personaje que encarna a la perfección su mezcla de ironía, vulnerabilidad y ferocidad. Una secuela que mantiene la fórmula simple pero efectiva: acción brutal, humor inesperado y un antihéroe que nunca deja de ser un placer ver en pantalla grande.