SANFIC 2025 abrirá con ‘It Was Just an Accident’, la ganadora de la Palma de Oro en Cannes

22.07.2025

por Maria Fernanda Araneda


El Santiago Festival Internacional de Cine (SANFIC) anunció que su edición 2025 comenzará con una de las películas más destacadas del año: It Was Just an Accident, dirigida por el cineasta iraní Jafar Panahi, será la encargada de inaugurar el certamen. La cinta, que se alzó con la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, aterriza en Chile como una de las grandes apuestas del circuito internacional de cine de autor.

La historia gira en torno a un grupo de ex prisioneros políticos que creen haber identificado al hombre que los torturó décadas atrás. Deciden secuestrarlo y enfrentarlo en una casa apartada, donde el dilema se vuelve cada vez más agudo: ¿y si están equivocados? Con una narrativa cargada de tensión, silencios incómodos y momentos de humor negro, Panahi plantea un retrato áspero, íntimo y profundamente humano sobre la memoria, la justicia y la fragilidad de la verdad. Desde OÍ Medio tuvimos el privilegio de verla en Cannes y no exageramos al decir que es una joyita audiovisual: potente, incómoda y bellamente ejecutada.

Una construcción visual de la tensión

A nivel formal, It Was Just an Accident es una muestra del dominio total de Panahi sobre los elementos cinematográficos. La cámara se mantiene mayormente fija, con encuadres cerrados que potencian la sensación de encierro y observación constante. En las escenas dentro de la casa, la proximidad entre los personajes y la escasez de aire visual aumentan la tensión psicológica, mientras que en los exteriores, los planos abiertos capturan un paisaje desértico que funciona como metáfora del estado emocional de los protagonistas.

La paleta de colores terrosos, sumada a una iluminación naturalista, acentúa la sobriedad del relato. La luz funciona como un personaje más: alumbra y oculta, expone y confunde. El claroscuro no solo construye atmósfera, sino que simboliza el dilema moral que atraviesa toda la película. El diseño sonoro también juega un rol clave: hay un uso deliberado del silencio, roto apenas por sonidos del entorno —el viento, el rechinar de una prótesis, el crujir de una puerta— que refuerzan el tono inquietante del film.

El montaje, sin apuros, permite que las escenas respiren. Panahi no busca el impacto inmediato, sino el peso emocional acumulativo. Cada plano está cuidadosamente construido para que el espectador se sienta partícipe de una conversación incómoda, de un juicio sin reglas claras, donde la memoria y la culpa son los únicos testigos.

Con esta apertura, SANFIC 2025 da un golpe de autoridad: comienza su nueva edición con una obra profundamente política y cinematográficamente impecable.