#SANFIC: That Summer in Paris

19.08.2025

En francés titulada Les rendez-vous de l'été, Aquel verano en París, dirigida por Valentine Cadic, evoca la sensibilidad de Rohmer y el espíritu contemplativo de El rayo verde. La película sigue a Blandine (Blandine Madec), una joven de provincias que visita París durante las Olimpiadas y explora la ciudad y sus encuentros con una mezcla de asombro, ingenuidad y discreta sabiduría. A través de su errancia melancólica, la película nos ofrece un retrato de la soledad aceptada y de la apertura a nuevas posibilidades, donde cada interacción, por pequeña que sea, revela capas de personalidad y emoción.

Blandine se encuentra con una serie de personajes que la enriquecen y desafían: su hermanastra, su sobrina, la atleta olímpica Béryl Gastaldello, un periodista, un joven vigilante de piscina y su excuñado. Cada encuentro contribuye a la construcción de su mundo interno y su autonomía, mostrando a una protagonista que acepta la vida con curiosidad y naturalidad, sin caer en la queja ni la dramatización excesiva. Blandine es, en esencia, un personaje singular: sabia e ingenua, opaca y transparente, capaz de encontrar armonía en el caos de la ciudad y en el espíritu festivo de los Juegos Olímpicos.

Análisis visual
La dirección de Cadic combina un rodaje ligero con un aire documental, integrando extras y multitudes en París durante las Olimpiadas sin que se sienta forzado. La cámara captura la ciudad con un espíritu de flâneur, siguiendo a Blandine a través de calles, cafés y espacios abiertos, transmitiendo simultáneamente su aislamiento y su integración parcial en la vida urbana. Los encuadres aprovechan la luz natural, los colores cálidos de verano y los espacios abiertos de París para reflejar la mezcla de libertad y asombro de la protagonista. Cada plano parece estar diseñado para que el espectador perciba tanto el entorno como el estado de ánimo de Blandine.

Análisis fílmico
Cadic adopta un enfoque sutil y observacional, dejando que los encuentros y gestos cotidianos de Blandine construyan la narrativa. La protagonista se mueve con naturalidad, y la improvisación controlada de las escenas aporta frescura y autenticidad a la historia. El guion de Cadic y Mariette Désert evita convertirla en un estereotipo de provinciana, centrándose en su autonomía, su optimismo y su curiosidad constante. La película se sostiene gracias a la extraordinaria interpretación de Madec, que combina inteligencia, sorpresa y discreción, haciendo que cada interacción parezca significativa sin necesidad de dramatismos.

Aunque el filme tiene elementos de comedia, nunca trivializa la experiencia de Blandine ni la convierte en un simple descubrimiento del mundo urbano. Su enfoque contemplativo permite apreciar la ciudad, los eventos y los personajes secundarios como un lienzo donde la protagonista se desplaza, manteniendo siempre su singularidad y su sentido de equilibrio interno.


Aquel verano en París es un retrato delicado y encantador de la autonomía, la curiosidad y la aceptación de la soledad. Cadic y Madec construyen un filme donde la ciudad y la protagonista se entrelazan con naturalidad, ofreciendo un verano parisino lleno de encuentros, sorpresas y pequeños misterios. La película deja la sensación de haber acompañado a Blandine en su búsqueda de armonía, concluyendo con la paz y serenidad que ya habitaban en ella desde el comienzo, y demostrando que el cine puede capturar la belleza de lo cotidiano con sutileza y profundidad.